Sin temor a equivocarme, cientos y cientos de docentes hacemos nuestro mejor esfuerzo para cumplir con la misión pedagógica de ir formando a los educandos con nuestro mayor esfuerzo, sin embargo, inmersos en las múltiples tareas que la educación requiere, muchas veces terminamos siendo más un transmisor de contenidos que un verdadero mediador de conocimiento, experiencias, habilidades, destrezas... Mucho de esto se debe que al ser formados como educadores, tampoco se nos enseñó cómo enseñar a pensar, cómo desarrollar el pensamiento crítico, el verdadero sentido que transforme al ser humano y le haga ser cada vez más humano; y más aún agregándole que muchos de nosotros no seamos normalistas, sino únicamente profesionistas , como licenciados, contadores, abogados o únicamente conocedores de la materia; por lo cual en ocasiones se presentan dificultades que se deben a la utilización de métodos de enseñanza inadecuados que no permiten tener en cuenta los diferentes ritmos, estilos y estrategias de aprendizaje propias de cada joven.
Muchas veces trabajamos día a día olvidándonos de que la escuela es un universo heterogéneo, sin recordar que no todos aprenden de la misma manera, cada uno aprende a su ritmo y con su nivel; hay que crear nuevos contextos que se adapten a las individualidades de cada alumno, por suerte, cada vez, nos vamos haciendo más sensibles a las diferencias individuales, pero aún encontramos algunas resistencias, a mi juicio, debemos velar por la felicidad de los alumnos que caigan en nuestras manos, pues eso es lo que más les va a condicionar en su desarrollo como personas. Sé que hay mucha reflexión al respecto, después de haber realizado la lectura de la “Aventura de ser maestro” de José Manuel Esteve, “Cartas a quien pretende enseñar” de Paulo Freire y “La concepción del profesor” de Miguel Ángel Santos Guerra; mi reflexión fue la expuesta al principio del texto ahora invito en este foro, a que todos nosotros, constructores cotidianos de pedagogía, nos ayudemos día a día a buscar una didáctica del sentido crítico, y que compartamos nuestras experiencias y frutos logrados.
Muchas veces trabajamos día a día olvidándonos de que la escuela es un universo heterogéneo, sin recordar que no todos aprenden de la misma manera, cada uno aprende a su ritmo y con su nivel; hay que crear nuevos contextos que se adapten a las individualidades de cada alumno, por suerte, cada vez, nos vamos haciendo más sensibles a las diferencias individuales, pero aún encontramos algunas resistencias, a mi juicio, debemos velar por la felicidad de los alumnos que caigan en nuestras manos, pues eso es lo que más les va a condicionar en su desarrollo como personas. Sé que hay mucha reflexión al respecto, después de haber realizado la lectura de la “Aventura de ser maestro” de José Manuel Esteve, “Cartas a quien pretende enseñar” de Paulo Freire y “La concepción del profesor” de Miguel Ángel Santos Guerra; mi reflexión fue la expuesta al principio del texto ahora invito en este foro, a que todos nosotros, constructores cotidianos de pedagogía, nos ayudemos día a día a buscar una didáctica del sentido crítico, y que compartamos nuestras experiencias y frutos logrados.
